jueves, 22 de abril de 2010

Para-mediática (I)


Hernán Reyes Aguinaga

En ciertas guerras desiguales, miden fuerzas ejércitos regulares, bien armados y entrenados frente a “milicias” que al carecer de recursos recurren a tácticas que van desde el golpe certero y la agilidad para ocultarse y golpear en otro ataque imprevisto, evitando el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el poder descomunal y las estrategias de control del enemigo.

Colombia es el último país latinoamericano donde persiste una guerra entre el ejército regular y las guerrillas informales. Sin embargo, existen “otras” guerras de alta intensidad que se libran en buena parte del continente y en otros campos de lucha distintos a las selvas y las montañas. Actualmente, es el campo de la comunicación el lugar donde se escenifican batallas mayores de la política. La violencia simbólica presente en esta contienda es muy visible en los discursos que circulan como balas o como misiles. Así, desde hace un tiempo para acá, el debate sobre la comunicación masiva se ha llenado de los duros calificativos que se usan para describir al adversario. Recientemente el ex-Ministro Gustavo Larrea acusó a ciertos medios privados de haber cometido con él un “crimen de imagen” a propósito del grosero manoseo que hicieron de sus supuestos vínculos con la guerrilla colombiana de las FARC. Desde la otra orilla, se llama “terroristas mediáticos” a quienes actúan produciendo consenso público y legitimidad a favor de los grandes propietarios de corporaciones de la información con el apoyo de sus perros guardianes con la finalidad cuando atacan a ciertos gobiernos latinoamericanos y desprestigiar políticas públicas que en distinta medida han enfrentado al poder fáctico de las grandes empresas capitalistas de información masiva.

(http://zapateando2.files.wordpress.com)

Inversamente, ahora mismo los grandes medios han puesto el grito en el cielo con la creación de las “guerrillas mediáticas” en Venezuela, iniciativas donde grupos de jóvenes afines al gobierno recurrirán a prácticas de comunicación alternativa a fin de “enfrentar las mentiras y desinformación que, día a día, emiten los medios de comunicación privados”. ¿Qué se juega detrás de esta inédita beligerancia desatada alrededor de la comunicación y sus impactos políticos? ¿Cuáles son los puntos de discordia y los botines en disputa en estas guerras mediáticas? En primer lugar, la comunicación masiva obedece a una lógica comercial y mercantil, que tiene una magnitud impresionante. Por otra parte, mediante la comunicación de masas se legitiman las ideologías y los valores sociales mayoritariamente aceptados, bases ambas del sentido cultural que orienta el devenir de una sociedad.

Dentro de estas dos coordenadas de racionalidad se puede entender tanto los aciertos como los errores de la política respecto a la comunicación en el país. La presencia de medios públicos podría significar competencia en el mercado de la comunicación, y por eso estos medios fueron atacados desde su propio nacimiento por los medios privados y por los periodistas que están a su servicio. Pero también los medios públicos pueden significar el cuestionamiento a cierto tipo de periodismo que se niega de plano a pensarse como de “servicio público”…

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