lunes, 19 de abril de 2010

Nuevo artículo: Política inmoral

Política inmoral

Por: Amelia Ribadeneira

Fiscal General de la Nación es un título rimbombante. Suena importante. Hasta trascendental. Se supone, según la Constitución, las leyes y los entendidos que es el abogado de la sociedad, el perseguidor del delito… Pero la realidad nos abofetea, nos dice que el Ecuador cuenta con un Fiscal profundamente cuestionado: sobre él hay sospechas graves de abuso de poder.

Es un golpe duro para la sociedad ecuatoriana por dos razones: la primera se debe a que evidencia lo difícil que resulta para el país contar con autoridades que no dejen tela de duda sobre su gestión. Debemos luchar todos los días para que no se derrumbe el convencimiento de que eso no debe ser así, para no acostumbrarnos a creer que es normal que sobre las autoridades responsables, en este caso de la justicia, siempre surjan sospechas oscuras sobre su gestión.

Los asambleístas de Alianza País armaron un juicio político inédito contra el Fiscal sobre la base de documentos y testigos. Hay que reconocer el trabajo que hicieron María Paula Romo, Rosana Alvarado, Paco Velasco y Virgilio Hernández porque lo usual ha sido que los diputados sustenten los procesos sobre las denuncias de los medios de comunicación, esta vez tenemos argumentos de peso antes los cuales un grupo de asambleístas de País ha decidido correr. Estos asambleístas deben explicar en detalle porqué se negaron a dar paso al juicio político: rindan cuentas, hablen con la verdad, den una explicación decente y no huyan de la historia. Decir que las pruebas son insuficientes no alcanza: la interferencia en la investigación por la muerte de Natalia Emme, las presiones a los fiscales, los dudosos concursos de merecimientos, el ir y venir de un misterioso Bosco Solórzano, las amenazas a los asambleístas investigadores son pesos demasiado grandes sobre los hombros de quienes están llamados a fiscalizar. Nuestro país merece la verdad y ustedes la están obstaculizando quien sabe bajo qué razones.

¿De qué proyecto de cambio hablamos si aún la prensa nacional nos cuenta que se negocian los votos? Alianza País nos planteó una nueva forma de hacer política. Una política para el servicio público y sobre los intereses nacionales. No una política para defender amigos o lo que es peor, no una política que tape sus ojos ante la realidad.

Los medios se refieren a negociaciones en los pasillos y en los baños, a cálculos políticos… Recogen discursos baratos, vacíos de principios, contradictorios con la ética… La desazón nos deja un sabor amargo y la certeza de que no importa quienes estén el ejercicio del poder, la Asamblea, antes Congreso Nacional, seguirá siendo el espacio para la política despreciable que ha destrozado nuestro país.

Que trago tan amargo para los testigos, sobre todo, para la gente de la Fiscalía que desafió el miedo y contribuyó a esclarecer la verdad. Todo lo que tuvieron que vivir ¿para qué? La política inmoral sigue venciendo, pero no será por mucho tiempo creo yo, ingenuamente lo digo, porque el trabajo de los cuatro asambleístas y de los testigos nos deja la certeza de que la transparencia ha perdido esta batalla, ésta, solo ésta. La lucha por el cambio es larga y ardua. Hay que seguir peleando, es nuestra obligación.

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