lunes, 19 de abril de 2010

Los que nos fuimos


Lucrecia Maldonado

Por algún problema bio-psico-genético, algo en mí se sigue negando a utilizar los artículos duplicados (los y las) y a poner femenino a sustantivos como líder o gerente, que no tienen una terminación femenina ni masculina per se desde el punto de vista gramatical, si nos ponemos a ver. Tal vez me anime a hacerlo cuando digamos ‘temo a las dentistas y a los dentistos’, o ‘de El Telégrafo nos fuimos veintitrés… entre articulistas y articulistos’.

Y allá es adonde voy. A hablar de quienes nos fuimos de este medio, siempre a título personal.

No censuro que algunas personas se hayan quedado a seguir colaborando con este medio que alguna vez se llamó ‘público’ y con eso nos hizo ilusionar bastante. Cada uno sabe lo que hace y por qué lo hace.

Lo que me va provocando cierto resquemor es que de repente nos convertimos en una suerte de ‘estrellas’ para ciertos medios, al menos de lo que se puede ver.

Jorge Ortiz nos felicitó…

En un artículo del diario Hoy, Ana María Correa nos invitó a ‘volver’ a los medios privados… Por suerte eso a mí no me toca porque nunca estuve en uno de ellos.

No quisiera pecar por ‘hacerme la inmaculada’, pero cuando me entero de este tipo de cosas siento que mi posición crítica ante lo ocurrido en El Telégrafo está siendo utilizada –sin mi permiso, además – para justificar y amparar posiciones con las que nunca he estado (ni estaré, salvo que me suceda algo realmente terrible) de acuerdo.

Hay momentos en que me siento escindida. No puedo aceptar lo sucedido, ni darle mi aval (por eso me fui), pero tampoco puedo retirar mi apoyo a todo el proceso de la Revolución Ciudadana.

Nada más hace muy pocos días conversaba con una persona, alguien muy querido para mí, que sufre de una enfermedad muy grave. Le pregunté dónde se estaba atendiendo y me contó que en el Hospital Eugenio Espejo, en donde ha recibido una atención de primera. Ni ella ni yo tenemos por qué mentir al respecto. Y entonces pienso qué habría sido de mi amiga o de cualquier otra persona tan solo cinco años atrás. Yo misma solía decir, en una broma que era totalmente cierta, que si me daba alguna enfermedad incurable o terminal no me quedaría más remedio que comenzar a despedirme de mis allegados con tiempo porque quién sabe si podría solventar los gastos de una buena atención médica. Estos son logros que no podemos desconocer y que ahí están, y sería mezquino matizar el enorme beneficio de que la salud ya sea de todos con el dolor que todavía tengo por lo ocurrido en El Telégrafo en las últimas semanas. Esto último no empaña en forma alguna el logro anterior, ni ningún otro de los beneficios que el actual gobierno ha dado no solo a los pobres, sino a todos quienes vivimos en el país.

Y sin embargo…

Sin embargo veo el enlace ciudadano del sábado 17 de abril y escucho al presidente por el que yo voté y en el que sigo confiando decir, entre otras cosas, que El Extra (periódico que, según él, mantiene al Expreso, que de otra manera trabajaría a pérdida) es un periódico del que gotea la sangre y que nunca pero nunca la empresa El Telégrafo haría un producto igual… y me pregunto entonces cuál es el sentido de poner como nuevo director de El Telégrafo a un señor que fue siete años director de El Extra, más allá de cualquier discrepancia de fondo o de forma. Solo me lo pregunto, así, retóricamente, sin esperanza de encontrar respuesta.

Pero en fin, estoy consciente de que estamos en guerra, y como ocurre en la película Nacido el 4 de julio, es frecuente que a veces, tal vez por equivocación o por accidente, le demos un disparo a alguien que lucha desde nuestro mismo bando.

O al menos eso es lo que quisiera pensar.

3 comentarios:

  1. Su caso me recuerda el dilema de la Asamblea, que faltan los votos para el juicio, que queda en el limbo. Que ni se archiva ni pasa al Pleno. Se lavan las manos. Usted se siente utilizada por los medios privados, le duele que Jorge Ortiz la haya felicitado, que los medios privados los convertieran en valientes figuras dentro de su agenda política comunicacional. Que no acepta la censura pero el bicho de la revolución no deja de picarle. Se pregunta por qué el nuevo director de El Telégrafo trabajó siete años en en El Extra si supuestamente no se quiere hacer algo similar con el nuevo diario público polpular, pero perdió la esperanza de que algún ciudadano- bien revolucionario- le responda. Dice que estamos en guerra, recién me entero, Ron Kovic, interpretado por Tom Cruise en Nacido el 4 de Julio, al regresar de Vietman se cuestiona las políticas de su Gobierno y hasta hace poco, fue una de las voces más importantes en contra de la guerra en Irak, no demoró en tomar una postura clara, estuvo confundido pero se dió cuenta de la farsa. Usted quisiera pensar que lo acontecido con El Telégrafo es un episodio aislado, algo como un o fuego amistoso, un accidente dice usted. Se entiende su exceso de optimismo o interpretado de otra forma, la falta de este. La admiro por seguir confiando en Correa después del último enlace, la admiro pero me desorienta, entiendo que se sienta igual que yo Señora Maldonado. En su guerra, que no es la mía, usted no encuentra su grupo, ya no se siente cómoda con su tropa, a diferencia suya, si me llega la hora de cumplir con mi deber cívico en esta guerra que no sabía que existía, sabría escoger mi bando. Quiero personas que no me den la espalda, hombres y mujeres de confianza, que no me traicionen, como aparentemente lo hicieron con ustedes. Saludos cordiales.

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  2. El mejor ejemplo de lo que es la "revolucion ciudadana" es lo acaecido con el ya casi imposible juicio a otra de las "Vacas Sagradas" del circulo de correa.

    Pesantez acaba de AGRADECER publicamente al Gobierno y a su AMIGO correa por lograr el archivo del juicio.

    No veo diferencia entre este y los gobiernos anteriores y si nos ponemos a buscar, tambien estos con seguridad habran hecho algo de bueno, necesario para justificar lo que hacen por debajo.

    Usted al parecer no QUIERE ver y eso ya es su prerrogativa, pero yo como ciudadano, hace rato que no me como ese cuento de la revolucion.

    Van a esperar que el pais este en andas para decir: cierto ha sido?

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  3. Querida Lucre, entiendo muy bien el dilema en el que se encuentra. Me imagino que luego de leer los dos «amables» comentarios que anteceden al mío, la tripa se le retorció, igual que cuando Jorge Ortiz los felicitó. No se trata de no apoyar la revolución ciudadana: se trata de comprender que, al igual que en cualquier situación, no se debe estar de acuerdo con todo y que disentir en algo no significa no ser leal. Para las personas que se desgarran las vestiduras con las acciones de este gobierno no les queda más que fomentar la radicalización de las posturas, «Bush-style»: o estás de acuerdo con todo o eres mi enemigo. Así se sienten respaldados, menos solitarios, menos egoístas, menos pocos... Los beneficios de este proceso exceden en mucho los desaciertos PARA LA MAYORÍA DE LOS ECUATORIANOS Y ECUATORIANAS... Y mientras eso sea así, seguirán solos, pocos, desgarrados, egoístas... No permita que nadie la ponga en ese costal solo por disentir con algo puntual. No disentir sería cerrar los ojos, pero disentir no es estar en contra.

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