miércoles, 28 de abril de 2010

Lukács y la conciencia crítica de nuestro tiempo

Wladimir Sierra Freire

Bajo el sugestivo título de “Es todavía salvable el socialismo (marxismo), sobre la actualidad de un marxista de izquierda”, los días viernes 23 y sábado 24 de la semana pasada se realizó en Berlín un ciclo de conferencias en homenaje a los 125 años del nacimiento del filósofo marxista húngaro György Lukács. Los temas tratados en este Congreso –por una veintena de intelectuales de izquierda- estuvieron articulados en cuatro grandes círculos de discusión: Acerca de la reconstrucción de un marxismo radical en los años 20; Fascismo, frente popular e ideología humanista; Conciencia de clases, organización y revolución –Lukács 1968 y hoy-; y, Socialismo y democratización.

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Manuel Sacristán, el traductor oficial de Lukács al español, señalo en alguna parte que el intelectual húngaro era una suerte de Aristóteles moderno. Sacristán se refería, por supuesto, a la prolífica y variada obra del autor de “Teoría de la novela”. Lukács nos legó, no solamente la primera reconstrucción filosófica del marxismo en “Historia y conciencia de clases” (un texto sin el cual es impensable toda la extensa obra y la influencia que tuvieron y siguen teniendo la Escuela de Frankfort, la Escuela de Budapest y el Círculo de Praga) sino también sus innumerables estudios sobre teoría literaria, su interpretación de la filosofía de la vida como ideología de fascismo, su monumental Estética y su postrera ética ontológica, ética expuesta como prolegómenos en los dos volúmenes de “Ontología del ser social”. Empero, lo que vuelve más importante la figura del pensador húngaro es que -como solo pocos- produjo y entendió su pensamiento filosófico en constante diálogo con los avatares políticos de su tiempo, lo entendió enfrentado, discutiendo y elaborándose palmo a palmo con el transcurrir histórico-social que comprometió su ser intelectual con el capitalismo y el socialismo europeos.

De toda su basta producción, sin embargo, sigue siendo “Historia y conciencia de clases” y dentro de ella “La cosificación de la conciencia del proletariado” el texto más influyente del maestro húngaro. Es un texto que, curiosamente, abrió la puerta a la comprensión del marxismo a muchas generaciones de intelectuales de izquierda. No tanto porque en este libro encontremos la fundamentación filosófico-antropológica del marxismo, sino porque en la categoría de “cosificación” Lukács logró ampliar el concepto de “fetichización” de Marx y transformarlo en la apertura crítica a la comprensión de las patologías sociales de un capitalismo extendido más allá de la sujeción y explotación meramente económicas. Con la categoría de “cosificación” Lukács avizoró la mercantilización y el dominio de la vida subjetiva humana, no solo en sus componentes éticos y estéticos (como Adorno y Horkheimer lo hicieran en Dialéctica de la ilustración), sino también en sus componentes científico-racionales.

La cosificación y su poder crítico ahora se harán cargo -como ya se deja leer en las últimas producciones de la Escuela de Frankfort- de la desintegración de los soportes más profundos de la psiquis humana producida en la esfera ideológica digital del cyber world. Recuperando y actualizado, de este modo, la más alta apuesta del viejo Lukács.

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