jueves, 19 de agosto de 2010

La historia no contada de la Bienal

Sebastián Endara

El diario El Comercio del día 18 de agosto entre sus noticias de la sección cultural afirma que “la Bienal se aplazó por falta de dinero”. Pero ése no es el principal problema, es más bien un síntoma que refleja por un lado la incompetencia del Ministerio de Cultura, en la tan alardeada planificación de la actividad cultural del país, y por otro, la incoherencia de las autoridades que ahora dirigen a la Bienal, que no supieron defender en su momento, los intereses de la institución cuencana. Tenemos que ser, nuevamente, los ciudadanos comunes y corrientes, que muchas veces desempeñamos puestos subalternos y que conocemos a fondo la problemática, los que revelemos otras percepciones del problema, quizá más reales y menos comprometidas con la extensa red de deudas y favores, que la oscura red del manejo político, impone hasta a los más probos individuos. (Foto: hoy.com.ec)

La Bienal de Pintura de Cuenca se crea en el año 1985 como una apuesta ciudadana para reactivar el mercado local del arte pictórico y en 1987 se da su primera edición. Desde ese inicio hasta ahora, como era lógico, se han dado cambios a nivel artístico, en la concepción político-cultural y reformas en el proceso organizativo. En los años noventa, un grupo de diputados consiguen la aprobación de un presupuesto definitivo para la realización de la Bienal dentro del Presupuesto General del Estado, asignado a través del Ministerio de Educación. Este presupuesto según registro oficial, debía ser asignado permanentemente a la Bienal, sin prejuicio del presupuesto destinado a otras actividades culturales. Con la creación del Ministerio de Cultura, la aprobación de la Constitución del 2008, y el mandato de realizar la Ley de Cultura, las cuestiones administrativas cambian, pues la Bienal entra a ser parte del cuerpo de instituciones regidas por el nuevo Ministerio y su propuesta de planificación, no obstante, ya en momentos previos a la X edición de la Bienal, internamente se percató de una incoherencia entre las disposiciones del Ministerio en su afán dominador, perdón, planificador de la cultura, y las conquistas históricas de aquellos representantes cuencanos ante el principal órgano de la democracia del país, el entonces Congreso Nacional. Paralelamente, la Bienal había entrado en un proceso de reformas institucionales, pues requería ser pensada como una institución de servicio permanente a la comunidad, no solo como un servicio bienal, sino diario, de formación e información del arte contemporáneo que sobrepasó la expresión pictórica. Entra entonces a conformarse como Fundación Municipal Bienal de Cuenca, apoyada por todo un directorio que representaba a algunas instituciones de la ciudad y entre los que se encontraba el actual Alcalde Paúl Granda, cuando fue Concejal.

Cuando Ramiro Noriega, en ese entonces Ministro de Cultura, quita la representación a la Subsecretaria de Cultura del Austro y pone en su reemplazo al artista Marcelo Aguirre, comienzan a darse cambios, para muchos negativos, en la institución Bienal, uno de ellos es que el Ministerio deja de aportar económicamente los recursos de la Bienal (bajo una serie de argumentos que sin dejar de ser inválidos, hasta ahora se manejan) y el Directorio de la Bienal, que está ahí entre otras cosas para defender a la Bienal no dijo ni pío -y no dice ni pío-. A inicios de este año se firmó un acta de compromiso entre el actual Alcalde y el Ministro de Cultura, en donde se dice que la Bienal debe presentar un Plan de Fortalecimiento previa presentación de una evaluación de actividades, para de ahí generar un Convenio de Cooperación con el fin de realizar la Bienal de Cuenca, petición que fuera impulsada por Diego Carrasco, actual Director de la Bienal y ex Director de Cultura del Municipio, quien dejó el puesto con una serie de proyectos inconclusos en la Alcaldía. Ahora, cuando al personal de la Bienal ya se le adeuda dos meses de salario, se incorpora a un cuerpo de investigadores que no ganarán menos de mil dólares mensuales cada uno, cuando se quejaba que la Bienal administraba mal sus recursos porque no hacía gastos de inversión, solo gastos corrientes. También se incorporará alguien más que se encargue de 'conseguir recursos', actividad para nuestro criterio, reservada al propio director. En la actualidad existe en borrador el Convenio de Cooperación donde se reduce el presupuesto de la institución y se solicita al Municipio de Cuenca la estricta coherencia del proyecto de desarrollo cultural 'Bienal Internacional de Pintura de Cuenca' con los intereses del Ministerio, el cual atraviesa una dura época pues, su labor ha sido cuestionada como centralista por varios actores, y la misma Ley de Cultura casi no cuenta con el respaldo ciudadano.

Finalmente, hay que decir que a pesar que la Bienal -como toda bienal-, ha sido una institución altamente criticada, al mismo tiempo y a pesar de las críticas, es la institución más prestigiosa del arte contemporáneo en el país, y una de las más importantes de Latinoamérica, y eso no se obtuvo por arte de magia, sino con trabajo de un cuerpo especializado de técnicos. Ahora nos alientan con la noticia de que el municipio sube en veinte mil dólares su asignación a la Bienal, pero por gestiones anteriores, el municipio -anterior- reconstruyó para la ciudad la bella casa patrimonial, gastando casi un millón de dólares.

Lo único que esperamos es que los ciudadanos salgamos ganando, incluso aquellos que comienzan a tener dudas en el apoyo que dieron a una administración que hasta ahora, y conste que ya ha pasado un tiempo razonable, no muestra ni una sola propuesta clara.

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