Santiago Rosero

Hace algún tiempo deseché la preocupación sobre la hipotética extinción de la especie de individuos destinados a aportarle a la vida las dosis de ficción indispensables para distender el pragmatismo. Las mentes capaces de plantearle artilugios a la existencia seguirán reproduciéndose o saliendo de sus sombras en una proyección que ni los siglos por venir ni las revoluciones por ensayarse serán capaces de emblandecer. Y si alguna decaída hubiera, seguros podemos estar de que el mismo sistema los pondría a trabajar de nuevo. Ya hacia la derecha o hacia la izquierda. Ya hacia ninguna parte.
No obstante, sea porque la eficiente gestión de las industrias culturales hegemónicas obnubila la mirada o porque la acción autónoma no alcanza para sacarla de las sombras, cosa distinta ocurre con la producción que se atreve con lo que se entiende como mundo real. La sensación y las mismas constataciones dejan ver que mientras el periodismo corporativo más se alinea con las directrices de los intereses empresariales, menos queda de lo que ingenuamente alguna vez se consideró un poder independiente que, del lado ciudadano, sirviera como contrapeso del autoritarismo y la corrupción. Y sobre esto, creo, sí hay que preocuparse.

Si entendemos que los objetos y las situaciones de la “realidad” jamás son aprehendidos como puros, pues siempre resultan interpretados por los filtros, por decirlo de alguna forma, que constituyen nuestro lenguaje y los agentes, instituciones, productos y discursos encargados de generar y difundir información, hemos de comprender y aceptar también que lo que circula traducido en formatos periodísticos se construye cada vez con mayor apego a la parcialización de la avidez massmediática.
Por esto, la existencia de un espacio que dispute con los que procesan y potencian relatos monológicos significará siempre una orilla para otro anclaje, y eso es, precisamente, lo que el festival anual EDOC significa mientras dura, y lo que la videoteca de Cinememoria representa desde que empezó a consolidarse como el importante archivo de contenidos documentales que es.

Discúlpame, no leí todo el post. Al ver la imágen de “To shoot an elephant” me tomé el atrevimiento de hacer lo que cualquier humano que lo haya visto hubiese hecho, promocionarlo. "To shoot an elephant" es un relato sobre un testigo presencial en la Franja de Gaza. El 27 de diciembre de 2008, la Operación “Cast lead” (Plomo Fundido) estuvo disparando a elefantes durante 21 días. Imágenes urgentes, insomnes, escalofriantes y sucias de los únicos extranjeros que decidieron y consiguieron permanecer, empotrados en las ambulancias de la Franja de Gaza, al lado de la población civil palestina.
ResponderEliminarTexto robado de la página del documental, por favor véanlo. Las masacres en territorios palestinos continúan. Gratis en:
http://toshootanelephant.com/es