Wladimir Sierra Freire
Bajo el sugestivo título de “Es todavía salvable el socialismo (marxismo), sobre la actualidad de un marxista de izquierda”, los días viernes 23 y sábado 24 de la semana pasada se realizó en Berlín un ciclo de conferencias en homenaje a los 125 años del nacimiento del filósofo marxista húngaro György Lukács. Los temas tratados en este Congreso –por una veintena de intelectuales de izquierda- estuvieron articulados en cuatro grandes círculos de discusión: Acerca de la reconstrucción de un marxismo radical en los años 20; Fascismo, frente popular e ideología humanista; Conciencia de clases, organización y revolución –Lukács 1968 y hoy-; y, Socialismo y democratización.
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Manuel Sacristán, el traductor oficial de Lukács al español, señalo en alguna parte que el intelectual húngaro era una suerte de Aristóteles moderno. Sacristán se refería, por supuesto, a la prolífica y variada obra del autor de “Teoría de la novela”. Lukács nos legó, no solamente la primera reconstrucción filosófica del marxismo en “Historia y conciencia de clases” (un texto sin el cual es impensable toda la extensa obra y la influencia que tuvieron y siguen teniendo la Escuela de Frankfort, la Escuela de Budapest y el Círculo de Praga) sino también sus innumerables estudios sobre teoría literaria, su interpretación de la filosofía de la vida como ideología de fascismo, su monumental Estética y su postrera ética ontológica, ética expuesta como prolegómenos en los dos volúmenes de “Ontología del ser social”. Empero, lo que vuelve más importante la figura del pensador húngaro es que -como solo pocos- produjo y entendió su pensamiento filosófico en constante diálogo con los avatares políticos de su tiempo, lo entendió enfrentado, discutiendo y elaborándose palmo a palmo con el transcurrir histórico-social que comprometió su ser intelectual con el capitalismo y el socialismo europeos.
De toda su basta producción, sin embargo, sigue siendo “Historia y conciencia de clases” y dentro de ella “La cosificación de la conciencia del proletariado” el texto más influyente del maestro húngaro. Es un texto que, curiosamente, abrió la puerta a la comprensión del marxismo a muchas generaciones de intelectuales de izquierda. No tanto porque en este libro encontremos la fundamentación filosófico-antropológica del marxismo, sino porque en la categoría de “cosificación” Lukács logró ampliar el concepto de “fetichización” de Marx y transformarlo en la apertura crítica a la comprensión de las patologías sociales de un capitalismo extendido más allá de la sujeción y explotación meramente económicas. Con la categoría de “cosificación” Lukács avizoró la mercantilización y el dominio de la vida subjetiva humana, no solo en sus componentes éticos y estéticos (como Adorno y Horkheimer lo hicieran en Dialéctica de la ilustración), sino también en sus componentes científico-racionales.
muy bueno!!
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